LETRAS PRESTADAS

.
"... el libro me provoca/ me arranca confesiones
y yo le escribo notas en los márgenes
es una relación casi incestuosa
nos conocemos tanto que no nos aburrimos
él me describe cielos incendiados
y yo se los extingo con lágrimas marinas..."

("El autor no lo hizo para mí", M. Benedetti)

22 de abril de 2008

Cartas y cuentos

“Una semana después aún no había llamado. En casa de Naoko no podía dejar ningún recado, así que le escribí una carta. Le expresé lo que sentía de la manera más sincera posible: “Hay muchas cosas que no entiendo todavía, pero estoy intentando comprenderlas. Necesito tiempo. No tengo ni la más remota idea de adónde estaré llegando en este momento. Pero intento no pensar demasiado seriamente las cosas. Al pensar en serio, el mundo se vuelve demasiado incierto y, como consecuencia, es probable que acabes presionando a quien se encuentra a tu alrededor. Yo no quiero obligar a nadie a nada. Tengo muchas ganas de verte. Pero, tal como he dicho antes, no sé si esto es lo correcto o no.” Éste fue el contenido de la carta.”

Del cuento “La luciérnaga” de Haruki Murakami. Escrito en 1984 y publicado en español en febrero de este año con traducción de Lourdes Porta (su sempiterna traductora), aquí se pasean Watanabe, Naoko, tropa de asalto, el recuerdo de Kizuki y otros personajes y líneas que tiempo más tarde dieron forma a “Tokio Blues, Norwegian Woods”, uno de mis favoritos de Murakami, porque es la historia de jóvenes que apenas rozan la veintena pero que aún así han vivido muchísimo; además todo transcurre a fines de los setenta, pero parece como si cada hecho pudiese suceder hoy mismo. Escogí esta parte, supongo, por esa manía mía de escribir cartas. “Como del siglo pasado” me dijo alguien el otro día por ahí.... Puede ser, de hecho casi todos somos del siglo pasado, sólo que no todos escribimos las mismas cartas.

No hay comentarios: